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Todos hemos cometido errores en algún momento de la vida. Ningún ser humano está exento de cometer errores. Pero es parte del viaje de la vida y de crecer. Sin caer, no aprendemos a levantarnos. Sin levantarnos, no aprendemos a manejar ciertas dificultades u obstáculos que se nos presentan. Por lo tanto, cometer errores es importante y necesario, de lo contrario, ¿cómo aprenderemos?


El hecho de que hayamos cometido un error no significa que debamos cargarlo por el resto de nuestras vidas. No debemos ser señalados ni pagar por nuestros errores como si fuera una sentencia de muerte, a menos que (por supuesto) hayas matado a alguien o hayas hecho algo que la ley requiere que seas sentenciado por esos errores. Pero aquí me refiero a errores habituales, como elegir la carrera equivocada, tomar malas decisiones en la adolescencia, herir a alguien que amas con tus palabras o acciones, incluso ser infiel o insistir en amar a la persona equivocada. Cada experiencia que enfrentamos en la vida está ahí para enseñarnos una lección y el propósito es crecer y aprender. De cada error que cometemos siempre hay una lección, y eso nos dará la experiencia necesaria para que nuestra alma crezca; depende de nosotros buscar realmente la lección y aprender de las experiencias.


No seas tan duro contigo mismo por los errores que has cometido. Si estás realmente arrepentido de las consecuencias de tus errores, haz los ajustes necesarios para arreglar las cosas lo más que puedas. Hay ciertas situaciones en las que los errores son demasiado grandes y no puedes arreglar las cosas, pero al menos puedes expresar que te arrepentiste de las malas decisiones que tomaste. Habla y se honesto con las personas que quieres; déjales saber que ahora comprendes su dolor y que verdaderamente lamentas el daño causado. La compasión y la empatía siempre ganarán cualquier batalla.


El hecho de que diga que no debemos cargar y arrastrar nuestros errores no significa que podamos andar lastimando a la gente y luego actuar como si nada hubiera pasado ... "¡Oh! ¡Porque todos cometemos errores! " ¡NO! ¡Eso no es aprender! Eso es minimizar el daño que causaste por tus acciones erráticas. Hay que crear conciencia y evitar continuar hiriendo a las personas en el camino. Pienso que parte del crecimiento es aceptar nuestros errores. Si realmente te importa y si realmente aprendiste las lecciones detrás de tus equivocaciones, lo correcto es dialogar con las personas que más te importan. ¿Qué se puede perder? Pedir perdón y asumir la responsabilidad solo te convierte en una persona con una moral, valiente y un carácter fuerte. De esta manera se cierra el ciclo de los errores y la equivocación se convierte en una experiencia de crecimiento y desarrollo; no solo para uno mismo, sino que también para las personas involucradas o afectadas por nuestras acciones.


Uno de mis autores favoritos es John Maxwell y en su libro Failing Forward, Maxwell cita al Dr. William Mayo: "Señor, líbrame del hombre que nunca comete un error, y también del hombre que comete el mismo error dos veces". Todos necesitamos cometer errores para aprender, crecer y desarrollarnos, pero debemos tener cuidado de no repetir continuamente los mismos errores. Eso es algo de lo que yo he sido víctima; he cometido el mismo error varias veces, pero supongo que, en mi caso, puedo aprender después de varios golpes; porque mejor tarde que nunca… Lo importante es aprender y crecer. Cada cual tiene su proceso, y eso también está bien. Mi punto es que los errores son necesarios para que aprendamos, pero aprender no es una competencia, es una un proceso muy personal e individual. Acepta tu proceso, reconoce tu crecimiento y, lo más importante, perdónate a ti mismo por los errores que has cometido y que se han convertido en una carga en tu corazón. Lo más difícil de hacer es perdonarnos a nosotros mismos ... pero ya ese es otro tema.



 
 
 

¡Definitivamente la paciencia NO es una de mis virtudes! Es una de las cosas en las que más trabajo en aprender y aceptar. Sin embargo, es una virtud que puede ayudarnos en la vida durante los momentos difíciles.


Tener paciencia implica dejar que las cosas fluyan a su propio ritmo. Requiere ser tolerante en situaciones estresantes. Implica que debemos tener la capacidad de esperar y mantener la calma.


Soy una persona a la que le gusta planificar y organizar todos los aspectos de mi vida, por lo cual tener paciencia no es algo que encaje mucho en términos de planificarlo todo. Odio esperar la respuesta de otra persona cuando se trata de un asunto que considero importante. Odio esperar a que las situaciones se resuelvan. ¡Odio esperar a que la gente reaccione y actúe en su propia vida! A veces no puedo controlar mis reacciones en situaciones estresantes y exploto expresando mi molestia. Sin embargo, he aprendido que ser paciente es una virtud necesaria porque las cosas buenas requieren tiempo y las buenas relaciones se construyen con tiempo y paciencia; con comprensión. Todo lo que tiene valor en la vida conlleva tiempo. Por ejemplo, se necesitan 9 meses para dar a luz. Un niño tarda aproximadamente un año en poder caminar. Se requieren de dos a cuatro años para poder hablar. Pasar por la escuela y aprender lo básico toma 13 años de nuestra infancia. Adquirir un diploma universitario demora al menos cuatro años y así sucesivamente. Los médicos son los más que necesitan tener paciencia y resistencia para convertirse en los profesionales que son hoy. Las cosas buenas requieren tiempo y eso requiere paciencia.


Creo que la vida suele brindarnos múltiples experiencias en nuestras áreas de debilidad para que podamos crecer y mejorar en esas áreas. He aceptado esta palabra. He decidido que en lugar de centrarme en la desesperación que hay detrás de la paciencia, pensaré en el valor de la situación y las lecciones que se presentan durante el viaje. Como madre, no puedo pretender tener un adulto exitoso en dos años… necesito ser paciente y enseñarles a mis hijos lo que necesitan para desarrollarse y crecer paso a paso de su camino y en cada etapa de sus vidas. No puedo esperar que sepan todo y hagan las cosas perfectamente en su primer intento. No es así como funciona la vida y esa no es una expectativa realista. Cuando acepto que las cosas valiosas requieren tiempo para adquirirlas, cambia mi enfoque y mis reacciones… me vuelvo más paciente y por lo tanto disfruto el proceso.


A veces me cuesta entender como algunas personas tienen tanta paciencia en ciertas situaciones porque inmediatamente pienso que las cosas deben hacerse de una manera específica o la persona debe actuar de una manera específica ... pero no puedo controlar las reacciones o el proceso de otras personas. Si realmente me preocupo por alguien, necesito respetar su proceso y aceptar cómo manejan las situaciones. Dar un consejo es algo bueno, pero enojarse porque la persona no sigue el consejo es otra cosa.


El tiempo se encarga de todo. El crecimiento requiere tiempo. La sanación requiere tiempo. El perdón requiere tiempo. El aprendizaje requiere tiempo. El tiempo es igual a paciencia. Sin paciencia, estaremos apresurándonos en la vida y viviendo experiencias sin realmente aprender y absorber lo que es necesario para que crezcamos como individuos. Por lo tanto, incluso cuando sea difícil, haz todo lo posible por ser paciente. Tal vez la vida te esté pidiendo que bajes la velocidad para aprender algo o ver algo que te estás perdiendo de vista porque tienes prisa.


 
 
 

Actualizado: 19 jul 2021

Estoy sentada en la reunión y a pesar de que estoy aquí presente mi mente está en otra parte. Imaginen esto... estoy mirando sus caras, sus expresiones, sus labios moviéndose, pero no puedo escuchar ni una palabra de lo que dicen. No siento ninguna conexión con ellos o con los temas que discuten. No siento nada por lo que hablan. Ni un poquito de entusiasmo. Ni un poco de pasión. Me siento como una intrusa en estas reuniones obligatorias, a las que en realidad yo no pertenezco. Es un poco irónico porque generalmente un intruso QUIERE estar presente, ¡pero lo que realmente quiero hacer es salir corriendo! Literalmente deseo levantarme e irme. Pero entonces, es mi turno de hablar. Tengo que hablar sobre las cosas con las que he estado trabajando. En qué trabajé y en que trabajaré. Y en esas fracciones de segundos pienso dentro de mi: “¿Qué carajos se supone que diga? No tengo mucho que decir, además de que he estado pensando en TODO menos en esta reunión.”. Aunque no tengo ni idea de lo que voy a decir, hablo y trato de ser lo más breve y profesional posible, fingiendo estar ocupada y disfrutando del trabajo que hago a diario. Así es que improviso y doy un breve resumen de lo que trabajé la semana pasada (que básicamente fue nada) y un resumen rápido de lo que planifico hacer esta semana (que también es básicamente nada). Sin embargo, hablo de una forma en que parece que estoy muy ocupada con mis labores. Todos parecen estar de acuerdo con la percepción que he proyectado (de que estoy muy ocupada) y la reunión continúa. ¡Todo es tan aburrido! ¡No tengo ningún desafío, nada nuevo que aprender, ni una pizca de emoción! ¡Nada! ¡Es como Blah! Siento que estoy literalmente flotando (tocando el techo) y que el techo no me deja volar más alto. Me he estado sintiendo así durante años. Pero no me malinterpreten! Yo estoy muy agradecida por mi trabajo. Tengo un trabajo estable y un salario digno. He sido bendecida porque la recesión nunca me afectó a mí ni a mi familia. Pero de lo que me quejo es de la falta de crecimiento, de la falta de desafíos y con ese sentimiento es con el que tengo que lidiar a diario. Es como si mis pensamientos, mi potencial, mi crecimiento y mi creatividad fueron metidos en una gaveta; olvidados y a nadie le interesa abrir ni buscar ahí. ¡Este sentimiento me ha llevado al punto de que siento que me falta el aire dentro de esa gaveta! ¡Necesito respirar! Realmente necesito empezar a respirar. (Escrito el 03/marzo/2014)

 
 
 

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